Para entender un smart contract, primero hemos de recordar qué significa un contrato. Un contrato no es más que un acuerdo entre dos o más partes, un entorno donde se define lo que se puede hacer, cómo se puede hacer, qué pasa si algo no se hace. Es decir, unas reglas de juego que permiten a todas las partes que lo aceptan entender en qué va a consistir la interacción que van a realizar.
Hasta ahora los contratos han sido documentos verbales o caros documentos escritos. Estos documentos están sujetos a las leyes y jurisdicciones territoriales, y en ocasiones requieren de notarios. Es decir, más costes, tiempo y terceros que intervienen en el proceso. Debido a ello, no son accesibles para cualquier persona. Y esto no es lo peor: los contenidos de los contratos pueden estar sujetos a la interpretación.
En cambio un contrato inteligente es capaz de ejecutarse y hacerse cumplir por sí mismo, de manera autónoma y automática, sin intermediarios ni mediadores. Evitan el lastre de la interpretación al no ser verbal o escrito en los lenguajes que hablamos. Los smart contracts se tratan de “scripts” (códigos informáticos) escritos con lenguajes de programación. Esto quiere decir que los términos del contrato son puras sentencias y comandos en el código que lo forma.
Por otro lado, un smart contract puede ser creado y llamado por personas físicas y/o jurídicas. Pero también por máquinas u otros programas que funcionan de manera autónoma. Un smart contract tiene validez sin depender de autoridades. Esto se debe a su naturaleza: es un código visible por todos y que no se puede cambiar al existir sobre la tecnología blockchain. Esto le confiere un carácter descentralizado, inmutable y transparente.
Bitcoin y los smart contracts
Bitcoin tiene algunos smart contracts ya creados que se ejecutan por defecto y de manera transparente al usuario. Cuando hablamos de contratos de distribución, nos referimos a uno de los casos de uso de Bitcoin para formar acuerdos entre personas a través de la blockchain. Y es que Bitcoin, entre todas sus ventajas, permite añadir lógica al dinero, algo único de este tipo de dinero: es dinero programable. Esta lógica aplicada al dinero nos permite resolver problemas comunes que podemos encontrarnos en la actualidad, pero aumentando el nivel de confianza a lo largo de todo el proceso automatizado en el que se desarrolla la interacción.
FUENTE: ACADEMY BIT2ME