1. ¿Invertir? ¡Sí! ¿Cuándo podría empezar?
Seguro que alguna vez te lo has planteado y no te ha parecido que se dieran las circunstancias correctas. Le has dado alguna vuelta y no te ha apetecido.
Has buscado razones para explicar por qué no lo haces y vives con una pequeña culpa de saber que deberías ponerte en serio con ello alguna vez. Y dejas pasar el tiempo…
Realmente, la respuesta sobre cuál es el momento adecuado es…
¡AHORA!
Si estás esperando el momento perfecto para estrenarte como inversor significa que ya lo has encontrado. ¡Es ahora!
Nunca habrá un mejor momento que AHORA (y da igual cuándo leas esto). Cuanto antes empieces, antes vas a comprender que tenías que haberlo hecho antes.
El tiempo que estés invertido es casi más importante que cómo lo hagas exactamente. Por eso no lo debes dejar pasar más. Es casi el único recurso que se nos agota sin remedio. Y si no lo has hecho todavía, no pienses que todas tus opciones se han acabado.
Todavía tienes mucho tiempo por delante para hacer que merezca la pena.
La estrategia de inversión que da las mayores probabilidades de tener buenos resultados es hacerlo a largo plazo. Tener nuestro dinero invertido en empresas, fondos o ETFs sólidos y diversificados. Y tenerlos así, sin tocarlos, durante años (5, 10, 20…). Y cuanto antes empieces, antes empezarás a avanzar en ese largo camino.
Es muy importante que antes de que inviertas tus primeros ahorros aprendas lo básico sobre esta estrategia. Hay mucha información gratuita en internet y libros electrónicos gratuitos (o muy baratos, para el rendimiento que te acabarán dando) que hablan de ello.
Y todos dan básicamente los mismos consejos:
- diversifica,
- reduce todo lo que puedas los costes de comisiones e impuestos
- y hazlo para el largo plazo.
Porque aunque aquí explicamos los conceptos básicos es importante que estés convencido de la estrategia y cuantas más fuentes te la expliquen y confirmen más seguro estarás de lo que haces, más paciencia tendrás cuando parezca que no avanzas (o que, incluso, retrocedes) y más fácil será que nada te aparte del camino elegido.
Si todo va bien, vas a encontrar una máquina de hacer dinero a la que sólo hay que ir alimentando con tus ahorros, pequeños o grandes.
- Comienza poco a poco y de forma sencilla. El comienzo es lo más importante y difícil, como con todo, así que debes tener cuidado y no emocionarte demasiado. Empieza con las inversiones básicas y de riesgos más conocidos y controlados y luego, si lo ves apropiado, podrás ir complicando el sistema y asumir riesgos un poco mayores.
- Aprende un poco de los distintos tipos de inversión.
Entiende lo que significa invertir en
- acciones,
- fondos de inversión,
- ETFs,
- bonos,
- sitios de crowdlending o préstamos P2P,
- inmobiliario.
No es imprescindible ser un experto y, para empezar, ni siquiera es necesario saber mucho más allá de qué es un ETF. Y esto lo explicamos en esta web de forma muy sencilla.
No obstante, llegado el momento, comprender te ayudará a que estés convencido de lo que haces y que sea más fácil que mantengas la constancia y no te desvíes de los principios básicos fundamentales.
2. Planifica tus gastos y ahorra dinero mensualmente
Sin una estrategia de ahorro y un presupuesto puede ser difícil encontrarte con dinero suficiente para invertir una cantidad que tenga sentido.
Sé moderado en tus gastos, establece un presupuesto mensual, cíñete a él y ten ahorros periódicos que te permitan acumular dinero regularmente.
Si ya los tienes, podrás invertirlos en la máquina de hacer dinero que no deja de trabajar para ti ni de día ni de noche, ni en vacaciones de verano ni en Navidad. Sólo necesita que la alimentes de tus ahorros regularmente y que le dejes tiempo suficiente para ir dando resultados.
- Si tienes deudas, ¡págalas primero! Ya invertirás después. Pagar tus deudas es una inversión de retorno garantizado: el interés que dejarás de pagar una vez satisfecha la deuda. Las inversiones no te sacarán de tus deudas, ni las apuestas. Págalas. Cuanto antes. Y primero las que te estén cobrando más intereses. Es importante.
- Abre un cuenta de inversión en algún banco. Casi todos los bancos importantes de España (y de la mayoría de los países desarrollados) dan acceso a un «broker» que te permitirá hacer las inversiones de forma sencilla. Accede al broker de tu banco (o abre una cuenta en un banco que lo tenga o en algún broker específico) y crea una cuenta online. Siguiendo las instrucciones online de tu banco no te llevará más de unos minutos.
- Selecciona en qué quieres invertir.
Para empezar, recomiendo que busques en la cuenta online de tu broker fondos de inversión que repliquen algún índice.
Y que lo hagas en varios de ellos: uno por ejemplo que siga el índice Eurostoxx 50 (las 50 principales empresas europeas), otro que replique el índice MSCI Developed World (cientos de las principales empresas del mundo desarrollado) y otro que replique algún índice de países emergentes (el índice MSCI Emerging Markets o el FTSE Emerging Markets, por ejemplo).
De esta forma tendrás diversificación suficiente.
En tu broker debe haber algún buscador de fondos o de ETFs. Y es como Google. Pon las palabras «ETF World» o «ETF Emerging» y te saldrán opciones de los ETFs que proporcionan.
En cada uno de ellos mira que efectivamente siguen el índice que te interesa y las comisiones cobran en cada uno de ellos. Algunas pueden parecer pequeñas (¿1%? ¡qué poco!) pero a lo largo del tiempo realmente empieza a acumularse y es un agujero por el que se va parte de tu dinero innecesariamente.
Hay ETFs que replican esos índices en algunos brokers para los que las comisiones son inferiores al 0,5%. No aceptes ninguno que cobre más.
Siguiendo estas instrucciones habrás encontrado uno varios fondos o ETFs que reúnen dos de las características esenciales de una inversión razonable: diversificación y bajos costes.
3. Ten siempre un fondo para emergencias.
No inviertas dinero si no tienes un fondo para emergencias.
Es decir, dinero al que puedas acudir en una emergencia sin tener que deshacer precipitadamente tus inversiones. Ésto puede ocurrir en un mal momento, vender con pérdidas y perdernos la posible recuperación.
Aparte, algunas inversiones no tienen toda la liquidez que una emergencia puede requerir (por ejemplo, los depósitos, préstamos o inversión inmobiliaria).
En cada caso esa cantidad será diferente (¿los gastos de un mes? ¿de tres? ¿de seis? ¿lo que cuesta una reparación de la furgoneta? ¿o reponer un electrodomético?) pero piensa que la inversión debe hacerse siempre con dinero que con casi total seguridad no vayas a necesitar en mucho tiempo.
El fondo para emergencias no tiene tampoco que ser más grande de lo necesario. No te aporta nada tener un dinero apartado para nada mientras estarías perdiendo oportunidades de inversión. Simplemente ten lo que consideras necesario para superar un problema inmediato antes de volver a recuperarte.